Cada mujer tiene necesidades. Y muchas de nosotras tenemos la culpa de procurar que otras personas las satisfagan, en especial el hombre de nuestra vida. Con demasiada frecuencia esperamos que el los satisfagan las necesidades que solo Dios puede llenar. Y luego nos decepcionamos cuando no pueden. Esperamos demasiado de ellos, cuando nuestras expectativas deberian estar en Dios. Mi amiga Lisa Bevere lo expreso muy bien cuando dijo que por los siglos las mujeres hemos luchado y hecho la guerra con los hijos de Adan en un intento por conseguir que nos bendigan y ratifiquen nuestro valor. Y en el mejor de los casos, esta lucha nos ha dejado frustradas. Al final es un proceso agotador y sin sentido en el cual pierden ambas partes. La culpa no es de los hijos de Adan; ellos no pueden darnos la bvendicion que buscamos y nosotras los hemos asustado al darles mucho poder sobre nuestras almas. Debemos aprender que la bendicion que en verdad buscamos solo viene de Dios. Tomado del l
Inspirandote a vivir con sabiduria y proposito en tu jornada de fe